LA CANCIÓN DE LA TIERRA

De todos los comienzos posibles, he elegido este: La Despedida. Definitivo en su magnificencia. Sublime por la ejecución. Nostálgico por esos tres genios… Gustav Mahler, Bruno Walter… y la irrepetible Kathleen Ferrier. Este Bosque no puede prescindir de su voz. Los invito a iniciar este año con esta maravillosa interpretación en cuatro partes de «Der Abschied», de Das Lied von der Erde; el sexto y último movimiento de esta composición pretendidamente sinfónica, compuesta a inicios del siglo XX, a finales de la primera década (entre 1907 y 1909).

En «Der Abschied», Mahler utiliza los textos de dos diferentes poemas, de Men Hao-Rang y Wang Wei, modificados por el propio Mahler e integrados a una pieza de compleja ejecución musical. Tan extenso como casi todos los cinco movimientos precedentes, esta parte de la composición para contralto tiene el valor añadido de ser la última pieza que Ferrier cantara en un memorable concierto antes de morir, prematuramente, a consecuencia de un cáncer de mama en 1953, a los 41 años de edad.

El texto, traducido al español -según he encontrado en internet y con algunas correcciones pequeñas de mi parte- diría así (el original lo pondré en un comentario posterior):

El sol se despide tras las montañas.
En todos los valles baja el atardecer
con sus sombras, llenas de frío.
¡Oh, mira! Como una barca de plata,
cuelga la luna alta en el mar del cielo.
¡Noto cómo sopla un frágil viento
tras los oscuros abetos!
El riachuelo canta lleno de armonía a través de la oscuridad.
Las flores palidecen a la luz del crepúsculo.
La tierra respira llena de tranquilidad y de reposo.
¡Todo anhelo quiere ahora soñar,
los hombres cansados vuelven al hogar
para aprender nuevamente, en el descanso,
la felicidad y la juventud olvidadas!
Los pájaros se encogen tranquilos en sus ramas.
El mundo descansa…
El viento sopla frío por las sombras de mis abetos.
Yo estoy aquí, y espero a mi amigo,
espero su último adiós.
Oh, amigo, deseo fervientemente gozar
contigo de la belleza de este atardecer.
¿Dónde estás? ¡Me dejas demasiado tiempo solo!
Camino de un lado para otro con mi laúd
por campos cubiertos de hierba tierna.
¡Oh, belleza! ¡Oh, mundo ebrio de amor y de vida eternos!
Bajó del caballo, y le ofreció el brebaje
de la despedida. Le preguntó hacia dónde
se dirigía, y también por qué tenía que ser así.
Habló, y su voz estaba anegada en lágrimas:
¡Oh, amigo mío,
la fortuna no fue benevolente conmigo en este mundo!
¿Adónde voy? Voy a errar por las montañas.
Busco la tranquilidad para mi corazón solitario.
Hago camino hacia la patria, hacia mi hogar.
Ya nunca más vagaré en la lejanía.
Mi corazón está tranquilo y espera su hora.
¡La querida tierra florece por todas partes en primavera y se llena de verdor
otra vez! ¡Por todas partes y eternamente resplandece de azul la lejanía!
Eternamente… eternamente…

Post Scriptum: Esta interpretación seguramente traerá un poco de tristeza por el recuerdo de Kathleen Ferrier. Pero quiero dejar un buen sabor de boca, y recordarla con otra melodía, cantada a capella, y que seguro recordaréis haber escuchado alguna vez, «Blow the Wind Southerly». Con ella quiero también saludar el año que recién comienza y desear la mayor felicidad a todos. Aquí, oculto entre los árboles, donde susurra ahora el viento…

~ por Félix Hangelini en enero 1, 2010.

2 respuestas to “LA CANCIÓN DE LA TIERRA”

  1. Aquí el original prometido, con las variaciones de Mahler:

    DAS LIED VON DER ERDE

    Die Sonne scheidet hinter dem Gebirge.
    In allen Tälern steigt der Abend nieder
    Mit seinen Schatten, die voll Kühlung sind.
    O sieh! Wie eine Silberbarke schwebt
    Der Mond am blauen Himmelssee herauf.
    Ich spüre eines feinen Windes Wehn
    Hinter den dunklen Fichten!

    Der Bach singt voller Wohllaut durch das Dunkel.
    Die Blumen blassen im Dämmerschein.
    Die Erde atmet voll von Ruh und Schlaf,
    Alle Sehnsucht will nun träumen.
    Die müden Menschen gehn heimwärts,
    Um im Schlaf vergeßnes Glück
    Und Jugend neu zu lernen!
    Die Vögel hocken still in ihren Zweigen.
    Die Welt schläft ein!

    Es wehet kühl im Schatten meiner Fichten.
    Ich stehe hier und harre meines Freundes;
    Ich harre sein zum letzten Lebewohl.

    Ich sehne mich, o Freund, an deiner Seite
    Die Schönheit dieses Abends zu genießen.
    Wo bleibst du …? Du läßt mich lang allein!
    Ich wandle auf und nieder mit meiner Laute
    Auf Wegen, die vom weichen Grase schwellen.
    O Schönheit! O ewigen Liebens – Lebenstrunkne Welt!

    Er stieg vom Pferd und reichte ihm den Trunk
    Des Abschieds dar. Er fragte ihn, wohin
    Er führe und auch warum es müßte sein.
    Er sprach, seine Stimme war umflort: Du, mein Freund,
    Mir war auf dieser Welt das Glück nicht hold!
    Wohin ich geh? Ich geh, ich wandre in die Berge.
    Ich suche Ruhe für mein einsam Herz.
    Ich wandle nach der Heimat, meiner Stätte.
    Ich werde niemals in die Ferne schweifen.
    Still ist mein Herz und harret seiner Stunde!

    Die liebe Erde allüberall
    Blüht auf im Lenz und grünt aufs neu!
    Allüberall und ewig
    Blauen licht die Fernen!
    Ewig… ewig…

  2. BLOW THE WIND SOUTHERLY,
    canción popular inglesa (folk song)

    Blow the wind southerly, southerly, southerly,
    Blow the wind south o’er the bonny blue sea;
    Blow the wind southerly, southerly, southerly,
    Blow bonny breeze my lover to me.

    They told me last night there were ships in the offing,
    And I hurried down to the deep rolling sea;
    But my eye could not see it,
    Wherever might be it,
    The bark that is bearing my lover to me.

    Blow the wind southerly, southerly, southerly,
    Blow the wind south that my lover may come;
    Blow the wind southerly, southerly, southerly,
    Blow bonny breeze and bring him safe home.

    I stood by the lighthouse the last time we parted,
    Till darkness came down o’er the deep rolling sea,
    And no longer I saw the bright bark of my lover.
    Blow, bonny breeze and bring him to me.

    Is it not sweet to hear breezes blowing,
    As lightly they come o’er the deep rolling sea?
    But sweeter and dearer by far when tis bearing
    The bark of my true love in safety to me.

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